jueves, 12 de abril de 2012
Le tengo miedo a la oscuridad, por eso de noche me cuesta horrores despegar a mis ojos del estado alerta, o quizás esperando alguno de los tres fantasmas.  Y aquellos pasos se escuchan fuertes y firmes, sin dudas.

Recostado en mi sillón, quiero encender las luces y saltan los tapones, acompañados de la pequeña explosión de un foco viejo y rancio.
Los pasos cada vez escalan las apagadas escaleras con mayor ritmo, cada vez  los oigo mas cerca, pero mas débiles. me desespero, miro a los costados, y solo hay una luz que entra atravesando mi ventana, pero es lejana y tiene forma de garabato, por este motivo, no creo que sea real a estas alturas medias de la noche.Comienzan a golpear la puerta, insisten y los golpes levantan el volumen de su llanto.

Cerré los ojos y me dije “estoy vivo porque aun puedo soñar”, lo que me recordó también, que entre sueño y sueño, siempre hay una pesallida y sabanas enroscadas en tu cuerpo sudado, producto del temor. Perdiendo la calma, ambos (quienes quiera que seamos),nos alejamos de la puerta, me di cuenta porque oí caer el cuadro que hay detrás de el. Comencé a buscar una chinche que me devuelva a la vida real, no encontré ninguna, aunque se donde están, quizás aquel mecanismo de defensa que florece en mis ojos en la noche, están tratando de mantenerme donde debo estar.
Me siento me prendo un cigarro y mis manos tiemblan el doble. Escucho voces, “es solo uno”! me dije aliviado, como si eso me dejara realmente tranquilo, o si fuese la respuesta que quería escuchar.Siento que intentan romper la cerradura, con un instrumento duro, lo cual logro hacerme escupir el humo e intentar conseguir algún elemento contundente, pero hacia el único elemento que me llevo mi cuerpo, fue hacia mi aburrido cuaderno de historias berretas. Tome una lapicera y en el transcurso que la cerradura iba perdiendo sus tornillos, comencé a escribir sin parar, hable de mi y de mi pasado(de mi), conté esa historia que siempre quise contar, y denuncie mis aterradoras anecdotas,para no llamarlas errores. La cerradura callo al piso, el tiempo se me termino,  y el cuento recién comienza, le pedí piedad, le dije que no era el momento, que aun no estaba listo para que entre, que mis ojos estaban abiertos, le dije que ya me había enterado que era una pesadilla en el segundo piso de mi dulce sueño, que me dejara tranquilo, pego un grito que me hizo salir de mi sitio, abrí la ventana con fuerza, y al ver su imagen, sentado sobre mi balcón, mi piel se volvió plumas, y así baje temblando hacia mi aburrido sueño, mis ojos ya no vigilaban, nadie me perseguia,nadie rompiendo mi puerta a golpes secos.

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