Sueles dejarme solo, como una nube caída, perdida, caminando
entre las calles desesperantes, angostas y agobiantes.
Soy la fiel imagen de la tristesa, con piernas cortas y
saltos largos, tus palabras son de calibre 22 y perforan mi alma tantas veces,
que ya perdí la cuenta.
El reloj parece haber muerto, y sus ultimas palabras las
dejo ocultas en un cajón de madera, y solo yo tengo la llave, pero tengo miedo
que en la nota diga lo que pienso, que aquí lejos, el tiempo no avanzara jamás.
El banquete de la intemperie esta servido, siempre me dio escalofrió
esa alfombra verde con la que te reciben en ese lugar frio, con cosquillas que
te roban una sonrisa falsa, donde solo se toca el tema fracaso y las miradas no
son a los ojos. Donde todas las mentiras desfilan sin piedad, y los abrazos son
sin manos, los besos sin labios, y los sentidos están estáticos y mezclados.
Todos los momentos fotográficos vuelven al estilo retro, las
caricias que quedaron en el vagón desprendido de aquel tren fantasma, los
sueños de hadas de alas quebradas y una varita que convierte a príncipes en
sapos y los hermosos corceles en calabazas con caras soberbias y arrugadas.
Cuando bajo al sótano, enciendo el foco que apenas alumbra,
me siento y comienzo a reconstruir cada momento, con todos los detalles posibles,
para preguntarme que falto, voy a romper los pocos cristales que le quedan a
este corazón y luego a revolearlos. Dejando cada pedacito en distintos lugares,
y quedarme con un trozo pequeño y enviártelo sin posdatas, para que en el
momento que alguien intente recostruirlo,no pueda y todo quede en tus manos, en
tu historia, en tu pasado, para que hagas lo que quieras con el, para que
juegues o lo admires, para que lo cuides y lo traigas en el momento adecuado o
para que no hagas nada.
Por mas que el sol salga a mi alrededor, en este bosque en
penumbras no penetra la luz, las ramas obstruyen todo contra ataque de los rayos y no
los dejan entrar, mi vista ya se va acostumbrando a la tenue luz de las velas,
los ruidos extraños son mis dulce compañía junto a las lagrimas que ya raspan mi cara. Tengo que
ser mas amigo de las derrotas, para que no me caigan de sorpresa y me avisen
cuando piensen visitarme. Tengo que aprender a descifrar el mensaje oculto que
traen las lágrimas cuando caen en mis manos y destiñen mi piel.
Mi mente esta muerta de tanto pensar, de tanto ver posibles
imágenes que solo traen temor y dolor, quiere salir volando por la ventana y no
volver hasta que su tormenta pare. Sus gritos se escuchan en toda la habitación,
y no hay respuestas, el frio no deja analizar, y las puertas golpean tiemblan
las paredes, vibran las ventanas paranoicas intentando abrirse, pero su barreta
es tan fuerte, que solo logra astillar los vidrios.
Pero nada es tan sensillo, solo espero que la salida de este
sitio sea mas alegre y no regresar jamás.
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