jueves, 23 de febrero de 2012
Y afuera se van derrumbando los edificios en primera instancia, y acá, encerrado en mi bunker hecho con naipes, como aquella vez que te prometí ,que si el mundo empezaba a trastabillar, mi desesperación y yo nos íbamos a quedar mirando el techo. Te invite de antemano, pero no quisiste saber nada con eso del nuevo principio.
Y afuera se van derrumbando las casas, los autos importados se convierten en polvo, y la señora de oro comienza a preguntarse, de que le sirvió dejar de darle de comer a su hijo durante meses, con tal de comprarte el último modelo y aparentar ser eso que nunca fue.
Y atrás de mi puerta comienzan a caer los árboles, los pocos que no fueron despedazados por nosotros, eso si me causa lagrimas en los ojos y me hace doler la cabeza.
Quizás tendría que haber tomado la primer nave y escapar de la tierra, pero no es mi esencia abandonar.
A fuera todo es un caos, pero aquí dentro, esta todo tan tranquilo, como si las paredes estuvieran hechas de tilo. Así tendría que haber sido para todos, mientras el mundo se preocupaba y se quejaba absolutamente de todo, encontrando en cada vereda algo nuevo que criticar, encontrando en cada mirada algún error propio y gritárselo, perforando con cada movimiento de la mano la impotente capa de ozono, pero vos tenes los oídos tapados y no escuchas esa desesperación natural.
Intentaste mil veces dormir, pero tus realidades nocturnas te empujaban y susurraban a la madrugada, hasta que te despertabas con un movimiento brusco y empapado en sudor, comenzas a reconstruir lo acontecido dos segundos atrás(ya es demasiado tarde)y al activarse el bloqueo, volves apoyar tu cabeza gigante y derrepente nada de todo eso ocurrió. Esto se repite cada noche (nunca)
Siempre buscando refugio en lo ya acontecido, en lo que ya no existe, siempre agarrando el martillo del pasado, para hacer baches en las calles del futuro y no avanzar.
No importa cuál sea la verdad, sino los caminos que recorras en buscarla, importa cuánto ruta dejes empapada con tu sudor, importa cuánta sangre derrames en esa bélica búsqueda, revolviendo los trapos sucios del sótano, para poder limpiar y ordenar lo necesario, para luego comprender, así sean montañas de basura, quizás encuentres lo más importante debajo de todos esos escombros, a vos mismo.



0 comentarios:

Publicar un comentario