Te veo todos los días dormida profundamente, abrazándote a
vos misma para no tener frio. Sacando cuentas del tiempo que debemos. La foto
de nuestros hijos se desvanece a medias y lloran. En la oscuridad, si uno busca
bien, hay luz, siempre hay luz, y las cosas que no se entendían, cobran vida y
te muestran todo aquello que no podías ver. El café del que te hable una vez,
toma gran dimensión y me da escalofríos. En realidad, paso el tiempo teniendo escalofríos,
porque tu fantasma ronda mis mañanas y mis noches, a veces hasta se sienta en
mi cama y me susurra al odio y acaricia mis labios. Tu sombra me destapa cuando
logro conciliar el sueño. Las últimas palabras que dijiste me acorralan. Y el
cuento del idiota toma protagonismo. La música es ruido, mis obsesiones se me ríen
de rodillas, y mis pesadillas me persiguen, pero me escondo, y cuando menos lo esperan,
las amarro y las meto en una bolsa para que me dejen en paz. Estoy tan cansado, tengo tanto por hacer que
no puedo levantarme de esta silla. Estoy tan cansado y dañado, sé que debería inventarte,
como la vez que te traje desde lo mas profundo de mis sueños, a esta realidad,
pero esta vez no puedo forzar, no puedo dormir y mi cerebro se detuvo en tu
recuerdo y me domina.
Cuanta gente tiene el control de tus miradas? Que clase de príncipe
te regalara castillos? Estoy deseando que mi otro yo no explote, así no colapso
en una esquina como el mapache. En la repisa miro atento las agujas del reloj,
pero no se mueven, y espero que toques mi puerta, pero no. Te veo venir, pero es
parte del ilusionismo que me provoca esta sed, y los sedantes que recetan, solo
matan momentos, pero el sentimiento queda estancado, hasta que la dosis
culmine. Dijiste que quizás ibas a llegar tarde, no te preocupes, yo espero acá,
todavía me falta un poco para ponerme viejo, voy a hacer algunos viajes de seguro,
pero no voy a perder tus pasos, cada momento que intentes verme, lo vas a poder
hacer. Como recién que tocaste timbre y me apure en atender, baje rápido por
las escaleras, pero no estabas. Ya perdí la noción de que lugar ocupo en tu y
en mi vida. En mi mente hay una batalla campal, entre los sueños que quiere
recuperar la posesión como llevaron gran parte de mis días, la angustia planeo
un golpe de estado, el amor esta herido y escondido debajo del sofá, las ganas
saltan como kamikazes, el temor les lleva ventaja a todos, y la paz mira
cruzada de brazos desde un rincón y tiene de rehén tus ojos.
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