Un viaje al norte

lunes, 15 de octubre de 2012
Es una especie de final,
No el programado ni el esperado.
No hay túnel,ni la luz que predicaron durante la estadía aquí.
Nadie del otro lado me aguarda,
al menos por ahora ,deje a todos atrás y seguramente sea yo quien los espere sentados en algún banco fumando,de seguro alguna plaza verde y ventosa tiene que haber.
Se escuchan ruidos y voces que reconozco de forma distorsionada.
Pero aun estoy ciego,
aun sostengo en mis manos el miedo al cierre eterno de mis ideas.
Recuerdo,mientras viajo en ese bondi que me lleva a ningun lugar, una charla importante que tuve hace tiempo.
En donde entendí muchas cosas,las cuales me fueron llevando de a poco hacia este no lugar.
Recuerdo un sueño oscuro y repetitivo(uno de mis preferidos),en el que una persona se obsesiona con una historia mía,a punto tal de torturarme como sucede en "Misery",para que escriba una nueva versión en la que la protagonista no muere.
Mirando por el vidrio trasero,veo un grupo de niños jugando,
no tiene el color usual de los recuerdos,
esa imagen tiene aroma a un deseo pendiente a la cual ya no lo corre el reloj para cumplirlo.
Del mismo color y olor es la foto que tengo guardada en mi billetera ,donde soy un hombre viejo,canoso y de barba,es solo una foto de lo que hubiese sido y por elección propia lo deje a un lado.
Cada vez que saco esa foto,una lágrima rueda por mi mejilla,de seguro habría disfrutado ese momento,el lograr por unos instante ser un consejero,en donde mi aspecto intimide y la gente de corta edad me comprenda e intente hacer algo parecido a mi y a la vez admirar a las personas que me lo enseñaron todo,admirar las peliculas que me llevaron a una pasión.
El autobús comienza a transitar un camino turbulento,me doy cuenta por la forma que tiene de vibrar,
cuando levante la vista,estaba sentado solo,ni siquiera el conductor estaba guiandome.
Cuando mire el retrovisor,entendi porque la soledad.
Ahí estaba un amor,mirándome con admiración,pero triste,no comprendiendo mis palabras y despidiéndose.
Logre parar el recorrido en ese recuerdo,baje a buscarla y entablamos una adorable conversación, en la que ella seco sus lágrimas y las cambio por sonrisas y contagio mi cara.
Le explique mucho de lo que no pude en su momento,no por no querer,sino por muchas veces no entender que es lo que quería decir,
muchas veces mi mente fue mas veloz que mis receptores,y solo escribía lo que en algún momento todos (inclusive yo)íbamos a comprender,
partí antes de lo supuesto,pero tal vez mis palabras están cerca de ser procesadas por esta época o no,lo mas seguro es que todo quede en la nada,nunca fui innovador,ni logre que me sigan,casi siempre aburri con mis cuentos absurdos.
Luego de entenderme,me dio un abrazo,me regalo una ultima palabra de amor y no dijimos mas nada.
Nunca mas.
Seguí mi viaje,ahora el que lloraba era yo,y ese niño que apareció a mi lado se puso muy mal al ver y oir lo que paso,
lloraba desconsoladamente,
sus gritos eran de un dolor muy profundo,de esos que te hacen estallar la cabeza con desesperación.
Esa fue la despedida mas triste que sufrir,
Decirse "adiós" con amor eterno,y explicar que solo se verán en otra muerte,es la enfermedad mas terrible que hay.
La angustia que producen las palabras "que tengas dulce vida", te produce un nudo,un bloqueo en tu garganta,que no desaparecerá jamás,
Asi duermas eternamente y sueñes con ella,eso me paso una vez.
Los parlantes del transporte gritan "Ultima parada".
Bajo con mi pequeña mochila en mi espalda (hoy sigue pesando),
Hago un reconocimiento de mi destino,
pensando y deseando que en esta vuelta de página,me cueste un poco menos entenderlo todo,en especial a mi.

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